Mientras ordena la ropa de su hija, Airi se da cuenta de lo llamativas que son algunas prendas. Por capricho, se las prueba, se maquilla y se pone una peluca. Al verse en el espejo, se siente más joven y no puede evitar querer presumir. Sale de compras vestida así, pero no deja de cohibirse y cuestionarse su decisión. A pesar de todo, nadie se da cuenta de que en realidad es de mediana edad y, en su lugar, un grupo de jóvenes con motivaciones sexuales la invitan al karaoke.